A partir de la cuarta semana de embarazo, comienza a diferenciarse en la constitución del feto, el tubo digestivo, que es eso: un tubo constituido a partir de un tejido que se denomina endodermo.
Entre la 4º y la 7º semana, en un repliegue de ese tubo se forma una protuberancia de la que surgen posteriormente ramificaciones, como las raíces de un árbol (mejor dicho de dos: el otro es el páncreas) y sobre ellas se van depositando células mesenquimatosas que configuran un tejido y un nuevo órgano, el hígado. Éste va a mantener su conexión y funciones íntimamente ligadas al funcionamiento del aparato digestivo durante toda la vida: como las hojas y raíces del árbol tienen su interdependencia. De ahí que hígado y páncreas formen parte del aparato digestivo.
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